La
sensibilidad audio perceptiva y la coordinación progresiva de los
movimientos del cuerpo acerca a los niños/as los elementos musicales
y les lleva a expresarlas a través de ruidos, sonidos, canciones…
Por ello debemos favorecer el contacto con distintas experiencias
sonoras y facilitar situaciones donde los niños/as puedan
interiorizar distintos ritmos y sonidos.
Este
tipo de experiencias contribuye al desarrollo de la sensibilidad
sonora y su capacidad de discriminación y memoria auditiva. Además
la educación musical por un lado, facilita el trabajo de distintas
capacidades como: habilidades comunicativas, lógico matemáticas,
lecto-escritura…; y por otro lado, el trabajo de desarrollar otras
capacidades especificas como explorar materiales e instrumentos,
comunicarse mediante la utilización de elementos básicos del
lenguaje musical… Para conseguir que este desarrollo sea adecuado
debes ajustar el nivel de dificultad a las capacidades de los
niños/as.
A
través de la educación musical se pueden trabajar las tres áreas
del currículo:
-
Conocimiento de sí mismo y Autonomía personal: a través de la música los niños/as tomarán conciencia de su propio cuerpo y de sus emociones, además favorece su autonomía.
-
Conocimiento del Entorno: a través de la interacción con el medio los niños/as van construyendo su conocimiento que tienen sobre el medio social, natural y físico. Gracias a la música los niños y niñas podrán interactuar con el medio, escuchar y reproducir sonidos del entorno, crear ritmos…
-
Conocimiento del Lenguaje: comunicación y representación: gracias a la música los niños/as pueden expresar, representar e interpretar emociones y sentimientos mediante la voz, movimientos o gestos.
En
definitiva la Educación musical ayuda a englobar de manera
significativa los aprendizajes del alumnado.